Lo Que Se Come En Bolivia - Luis Téllez Herrero - 1946

Lo Que Se Come En Bolivia - Luis Téllez Herrero - 1946 Precio: $65000
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Luis Téllez Herrero - LO QUE SE COME EN BOLIVIAIMPRENTA "SANABRIA" - Colón 60, La Paz, Bolivia - 1946, 1ª EdiciónXIV + 151 + XVIII (Vocabulario). - Rústica ilustrada, 18,2 x 13,4 cm.Muy buen estado, hojas tostadas con algunas manchas de óxido, poco signos de uso.“Lo que se come en Bolivia”, del orureño Luis Téllez Herrero, debiera figurar entre los libros más importantes del país, porque se trata de una excursión a través de la cocina boliviana escrito como libro de viaje.Téllez Herrero visitó siete departamentos de los nueve que tiene Bolivia y degustó las viandas más emblemáticas de cada ciudad. Y, nos cuenta no sólo sobre los platos sino las circunstancias, los amigos y amigas, los lugares y las diferencias de la cocina boliviana tan profusa como diversa.La rareza bibliográfica tiene más de 70 años y es sin duda una geografía culinaria que, sin calificar, eleva el gusto por los platos típicos convirtiendo el campanario en una parte de la geografía grande. No es un recetario de donde uno puede copiar y adecuar los ingredientes y preparar un plato parecido, se trata de la descripción de los pedazos geográficos de Bolivia donde figura el manjar propio y el mestizo: “El dueño muy gentil, nos invita enseguida sendos vasos de somó. Éste es un delicioso fresco de maíz duro, pelado en tacú, cernido en urupesa y hervido con agua. Para espesarlo, se le agrega un poco de chicha hecha con la pluma resultante en el tacú, después de la molienda. Frío y endulzado con azúcar, es un refresco agradable”.Tampoco se trata de un tratado sociológico o historiográfico, pero explica a través del recurso da la ficción que hay platos de época: “Se acercó Manuelita para explicarme que aunque sólo se suele preparar en carnaval, ella, para obsequiarme, había mandado hacer un puchero”, y luego Téllez Herrero explica el contenido de la olla: “… voy viendo salir verdosas hojas de repollo, grandes pedazos de carne de vaca mezclados con carne de chancho de moreno cutis, opacas peras, dulces ocas, manzanas, ambarinos ulincates, obesas peramotas, suelto y perlino arroz, gruesas tajadas de tocino, garbanzos, chuños negros y brillantes papas y no sé cuántas cosas más”.Leer las páginas de Téllez cuando éste llega a Oruro es volver a través de su literatura a mis años mozos, noches de bohemia insomne que solían terminar en la esquina de la avenida 6 de Octubre y calle Junín comiendo rostro asado, sentados en el cordón de la vereda. El rostro asado es el más simbólico plato orureño, ciudad donde aún hoy se guarda lo mejor de la cocina altiplánica.Luego de terminar la lectura del libro Téllez queda el agradecimiento póstumo a Alberto Guerra Gutiérrez, gran poeta y amigo porque fue él quien, pocos meses antes de su fallecimiento, había sugerido reditar el libro de Téllez, ejemplar que nos abre la puerta al fogón boliviano.